martes, 24 de enero de 2012

INGENS BLATA

No daba crédito a lo que estaba presenciando. De una manera casi grotesca por la naturalidad, anotaba en su libreta el peso del blatodeo. Dos kilos y setecientos doce gramos. El exoesqueleto era de un negro pupilar y al tacto, pese a los guantes de látex, frío. El pronoto se extendía sobre el tórax, en el que lucía una cruz blanca que terminaba bajo sus alas. Precisamente por la presencia de alas, dedujo que se trataba de un ejemplar macho. Todo habría quedado en algo meramente excepcional, si junto al moribundo insecto no se hubieran encontrado cientos de ninfas albinas que correteaban al incidir sobre ellas el haz de luz de la linterna; eso indicaba que al menos había una hembra.

- Salvo que fuera el macho el que portaba la ooteca. – dijo el profesor Kasch.

El padre Blaz se giró sobresaltado, pues no había oído entrar al profesor. Antes de saludar se preguntó cómo había sabido lo que pensaba, pues en la nota no detallaba sus dudas.

- Biológicamente y a pesar de su tamaño, sigue siendo una cucaracha. Son las hembras las que portan las ootecas bajo su abdomen, profesor. Lo más extraño es el estigma de su tórax, pues estos insectos carecen de marcas identificativas que los expongan a sus depredadores en la oscuridad. Buenos días.

Ambos, sobre la mesa de ensayo identifican todas las partes. Son, pese a su gran escala, las mismas que en una blaberus craniifer. Tras la incisión abdominal, desprenden el caparazón; tanto el padre como el profesor retroceden sendos pasos.

- ¡Dios mío! – grita Blaz, mientras se santigua.

Un enorme corazón palpita en el interior del extraño ser. Se parece a un corazón humano, pero negro como el exoesqueleto, que ahora reposa a los lados de la cavidad torácica del insecto. Un olor nauseabundo inunda el laboratorio y en cuestión de minutos los límites de la habitación son ocupados por aquellas ninfas albinas que han mudado su color al mismo negro del padre. El corazón del falso blatodeo se cubre con lo que parecen huesos, carne y piel y en pocos minutos se produce la metamorfosis. De esa coraza negra como el carbón emerge una criatura de aspecto humano, pero desnutrido y pálido. De sus escápulas prenden un par de alas membranosas y casi trasparentes, como evaginaciones en un insecto alado. En el pecho de aquel animal luce la misma cruz invertida que portaba en su crisálida y en lugar de manos exhibe unas afiladas garras. No hay tiempo de rosarios ni de preguntas, y entre signos de cruz, sangran dos cuerpos.

Sólo queda la esperanza de que así como hay ángeles negros, también los haya blancos.

16 comentarios:

  1. Plas, plas, plas... Me juego algo y no lo pierdo, este texto es de SUCEDE.
    Bueníiiiisimo, aunque te obligue a usar el diccionario.

    Besos desde el aire

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  2. Sí, está claro que es de SUCEDE..vamos...claro no, clarísimo ;-)

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  3. Este es de Sucede al 100% por lo menos.
    Que grande eres, amigo.
    Un abrazo a los tres.

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  4. Vamos, hombre, ¿es que ya no te gustan los besos atónitos? Mira que son para los tres... bueno, eso creo.

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  5. Ey, falto yo en dar las gracias por esos besos a antonio, osea atónitos... espera, espera, que me apunto tu blog...

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  6. Raúl! como me alegro de verte!! Al resto también, pero a ti especialmente.
    Gracias a todos por pasar, hasta a corleone...

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  7. Vamos este es made in Sucede,jejeje, concadena datos médicos, partes de cuerpo que desconozco pero que las leo y las hago mías ... un relato dinámico y negro, no sabés bien porque aguas pantanosas andan las lineas.
    Un besazo y muy brillante como siempre.Amelia.

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  8. Mmmmmmmmm Espeluznante historia... He quedado atónita ante la crisálida!!! Besos esdrújulos para los tres.

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  9. Complacida... Este texto provoca saciedad...
    Felicitaciones al autor.
    Besos

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  10. Que buen relato el que nos regalan, nos envuelven en la trama a la espectativa de ¿que pasara? y ¿aun hay mas?, saludos desde mi querida Guatemala

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  11. Una historia que me mantuvo pegado a la pantalla; quizás la esperanza sea que haya ángeles en todas las tonalidades, incluso algunos de colores que aún no conozcamos,

    Excelente cuento, una metamorfosis espeluznante (pero una metamorfosis al fin, huele a magia siempre),

    Un abrazo a los tres.

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  12. Un desenlace inesperado, me ha gustado y mucho.
    Mis felicitaciones una realización impecable.

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  13. De todo hay "en la viña del señor".
    Disfruté leyendolo.

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  14. A mí también me mantuvo atrapada esta metamorfosis y me obligó a buscar algún término científico. Qué asquerosillo blaberus craniifer metamorfoseado.
    Muy bien narrada esa oscura transformación acaecida en un oscuro laboratorio, y la corta agonía final... !

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