sábado, 15 de septiembre de 2012

Concilio


Era una reunión sumamente importante, en la que estaba previsto que no quedara ni un hueco de silencio, pero nadie habló ni una sola palabra. Una veintena de altos hombres trajeados permanecieron recostados en sus asientos, clavando los unos en los otros las miradas fijas y secas. Varias moscas lo llenaron todo con su zumbido y pasearon a placer por las arrugadas calvas y los respetables mostachos sin ser molestadas, y sin que realmente se pudiera decir que estaban molestando, aunque se trataba de una reunión importantísima de la que dependían muchos destinos, mucho dinero, muchos egos. Mucho más dinero. Pero no se habló de nada de eso, quedó como un péndulo colgante entre todos aquellos hombres excelentes. Ninguno de ellos dijo nada, principalmente porque hacía horas que los había matado un escape de gas.

4 comentarios:

  1. definitivamente un minirelato de terror... nadie pudo decir nada o todo se quedó lleno de palabras mientras cada uno agonizaba.

    saludos

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  2. Jajajajaja. Y qué iban a decir? Estoy entre el susto y la risa. Este tipo de finales me encantan!

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  4. impersonem9 de febrero de 2013 03:00

    Tu relato es magnífico... uno se imagina según va leyendo que el desinterés de es agente obedece a la comodidad de sus vidas y al hastío que almecenan a diario (vamos que yo pensé que eran políticos o cardenales) y no, era un grupo de asfixiados por el gas que no por el destino...

    Perdón por mi tormpeza anterior.
    Saludos.

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