Era un hombre estúpido, tan estúpido como no había otro, y la estupidez era en él un rasgo distintivo, ese algo que lo convertía en único y diferente a todos. La estupidez, como alguien bien dijo, no era en él una imperfección, sino una cualidad exacerbada que lo volvía perfecto: perfectamente estúpido.
Entonces perfección puede ser singularidad y demasía,
ResponderEliminarMe lo voy pensando, celebro el regreso.
Un abrazo.
Creo que lo conozco a ese hombre, fue novio mío hace unos años!!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Juan, una alegría este regreso.
Besos x 3
Stefi
Era hora de que volvierais...
ResponderEliminarYo lo conozco!!!!!!!!
ResponderEliminarBesos
Es que siempre hay que poner lo mejor de uno en todo. No hay que subestimarse y quedarse con que uno es medio estúpido o parecerlo... Con voluntad y dedicación nos podemos convertir en estúdidos "hechos y derechos".
ResponderEliminarBravoooo por la vuelta!!! Besos!!!
Esa teoría cambia muchas cosas...
ResponderEliminarLa estupidez exaltada, me parece que hay muchos estúpidos perfectos.
ResponderEliminarBesos
Sabri!!
ja ja pobre.
ResponderEliminarMe recordó al hombre que una vez vivió pegado a una nariz.
ResponderEliminarMagnífico.
Besos
Ser perfectamente estúpido es un gran logro, la perfección dicen que es imposible.
ResponderEliminarCorto pero muy bueno.
Autor
Hay muchos y muchas, que están en el buen camino de ser perfectamente estúpidos...
ResponderEliminarBesos desde el aire
y yo añadiría que esa perfección se consigue cuando el "estúpido" se cree perfecto, eso es ya la leche jajajaa
ResponderEliminarUn besazo y me gustó. Amelia.
Ja, jaaa !! Muy bueno
ResponderEliminarNo sé de dónde regresan porque yo me colgué.
Pero me alegró este elogio cortito y redondito. Besos